Las primeras elecciones de nuestra vida ¿quién las recuerda? La verdad es que yo no.
Si pudiésemos cambiar una elección pasada, lo que fuese ¿lo haríamos? Siendo sincera, creo que intentaría cambiar alguna de las elecciones tomadas en el pasado. Pero la pregunta del millón es: ¿cuál?
Tal vez en el instituto cuando me decanté por francés y no por inglés; cuando decidí hacer ciencias puras (sin biología); al escoger la universidad; cuando organizaba los horarios de clase; la fiesta a la que no quise asistir o a la que asistí; el trabajo, el primer coche que compré,….
A veces tomamos elecciones con miedo, que nos frenan y que nos empujan a escoger la puerta más fácil, la “recomendada”, la de la buena chica, la responsable.Elección de no hacer locuras. Elección de no mostrar delante de los demás los auténticos sentimientos, reales o imaginarios, hacia una persona del sexo opuesto.
Elecciones acertadas o no. ¿QUIÉN SABE LO QUE ESTÁ BIEN Y LO QUE ESTÁ MAL?Todo está lleno de elecciones…decidimos cada segundo entre varias opciones y no nos damos cuenta de ello.
¿Qué cambio? Hace unas semanas vi por televisión un episodio de una seria británica “Doctor Who” en la que elegir si giraba a la izquierda o a la derecha con un coche implicaba un montón de cambios a nivel mundial, una decisión que afectó a todo el universo. Entonces, tal vez no sea tan buena idea cambiar el pasado ¿no?Releo y vuelvo a releer mis notas, mis comentarios…Me tomo un baño de espuma con aroma de ginseng y rosa centifolia y medito. Un cambio en mi vida. No es la primera vez que me lo planteo. Tras varios días de ansiedad, angustia, estrés, me doy cuenta de que así no puedo continuar. ¿Qué hacer? ¿Cambio mi actitud ante la vida, hacia lo que me depara el futuro? Lo primero y lo más importante: CREER EN MÍ.
Pongámonos manos a la obra.